Desde hace poco, o mucho, la influencia del americanismo anglicano ha revertido un año más en Jerez. Nuestras dudas y misterios sobre el mundo mágico y tenebroso del más allá vuelven a rebrotar por estas fechas. Recuperándose una vez más el carácter mediático y poco pragmático de la verdadera sensación de temor. Monstruos, brujas y demás tesoros de la mieditis humana fululan por nuestras calles solicitando viandas placenteras que calmen la ansiada sed y hambre de los miles de niños que conviven vestidos de extrañas figuras del melancólico cine de terror. A pesar de la lluvia, del frío y de la noche,circulan como si de quedar para ir al cine fuera. Afamados padres, y madres, acompañan a sus hijos para evitar que un maltrecho vecino se le crucen los cables y se convierta en Mister Hide o en el hombre lobo y, claro está asuste a las criaturas que tienen como objetivo decir "truco o trato" y conseguir caramelos de la cabalgata de Reyes del año anterior. Yo, como el año pasado, saldré con mis hijas, muy a pesar mío, y me esconderé en la charla con algún padre que tratará sobre la hazaña que estamos realizando en esa noche de tinieblas.
